LOGROÑO, 6 Mar.
El juicio contra el acusado de envenenar a un hombre de 82 años con líquido desatascador para cobrar su herencia contó en su tercera sesión con la presencia del notario al que la víctima acudió para cambiar su testamento el 17 de julio de 2020, días antes de fallecer. Ante el juez, el notario afirmó que "él (la víctima) sabía lo que estaba firmando".
El notario respondió a las preguntas de la defensa y el fiscal asegurando que, por su modo de trabajo, "siempre que se firma un testamento, hacemos un seguimiento para verificar si la persona tiene capacidad para hacerlo. No creo que estuviera coaccionado. Sabía lo que estaba firmando".
Aquella jornada, el anciano "acudió" a la notaría con el ahora acusado, pero este último "no entró en la firma". "Hacemos salir a todas las personas que no sean los testantes y así sucedió".
El notario aclaró que "nosotros repetimos mucho" a los clientes "que no les podemos decir lo que deben firmar, ni mucho menos influir en la firma, tan solo debemos asesorar acerca de lo que pueden hacer o no hacer" y "en el caso de que quieran hacer algo, les podemos dar diferentes mecanismos para alcanzar su propósito".
Insistió en que la víctima "tenía todas las capacidades cognitivas" y que, de no ser así, "no se hubiera firmado el testamento". También señaló que diez días antes de esa firma "había suscrito otro testamento" diferente al actual, revocando todas las disposiciones anteriores.
"Sabía que estaba firmando un testamento, por supuesto, había hecho dos en poco tiempo", subrayó el notario. También recordó que ese 17 de julio de 2020 estuvo con la víctima para asegurarse de que quería hacer lo que realmente pretendía, a pesar de su actitud agresiva ante las preguntas.
En la tercera sesión del juicio intervinieron agentes de la Policía Nacional, uno de los cuales destacó las dificultades del anciano debido a su movilidad reducida y la falta de parte de su mano derecha para manejar la botella de líquido desatascador.
Además, mencionó que la víctima tenía pastillas mezcladas con el líquido, lo que hacía menos probable un intento de suicidio. También se resaltó que pasó un tiempo considerable desde el incidente hasta la llegada de los sanitarios.
Otro agente señaló que el acusado y la víctima retiraron dinero en entidades bancarias, con imágenes de seguridad mostrando intercambios en efectivo. También se evidenciaron discrepancias en las declaraciones del acusado sobre la relación con la víctima y el cuidado recibido.
La sesión culminó con la declaración de otros dos agentes, quienes describieron la escena en el domicilio la noche de los hechos. Uno de ellos mencionó un manuscrito supuestamente escrito por la víctima, mientras que el otro encontró pastillas, el bote desatascador y una nota manuscrita al llegar.
El acusado, según los agentes, mostró nerviosismo y preocupación por la situación pero solo preguntaba por el estado de la víctima. La complejidad del caso y las pruebas presentadas revelan un entorno perturbador en torno a la herencia y la relación entre el acusado y la víctima.
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