La Universidad de La Rioja ha presentado un avance significativo en la sostenibilidad de la viticultura con una innovadora tesis que revela el impacto positivo de los acolchados orgánicos en los viñedos. Esta investigación destaca cómo los residuos de poda, la paja y el compost no solo benefician al suelo, sino que también contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático en el cultivo de la vid.

En un evento celebrado el 14 de julio en Logroño, Andreu Mairata Pons defendió su tesis doctoral, en la que se exploran las bondades de implementar acolchados orgánicos en la viña. Su estudio se centra en cómo estos componentes pueden transformar las propiedades físico-químicas del suelo, al tiempo que influyen en el crecimiento y la fisiología de la vid, así como en la calidad tanto de la uva como del vino resultante.

Desarrollada en el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino, la tesis estuvo bajo la dirección de renombrados académicos y formó parte del programa de doctorado en Enología, Viticultura y Sostenibilidad de la Universidad de La Rioja. El éxito de Mairata Pons se tradujo en una distinción "cum laude" con reconocimiento internacional, un testimonio de la relevancia de su investigación en el ámbito vitivinícola.

El estudio, titulado "Study of different soil management techniques to improve the cultivation of the vine and encourage its sustainability", parte de la premisa de que el uso de acolchados orgánicos puede ser clave en la lucha contra los desafíos climáticos que enfrenta la viticultura. Durante cuatro años, Mairata Pons llevó a cabo ensayos agronómicos que compararon distintos tipos de acolchados orgánicos con prácticas convencionales de manejo del suelo, revelando datos cruciales sobre su efecto en el ecosistema vitivinícola.

Entre las variables analizadas se encontraban el contenido de agua y temperatura del suelo, las características físico-químicas, el control de malezas, y múltiples indicadores del crecimiento y desarrollo de la vid. Los resultados arrojaron que el tipo de acolchado y las propiedades del suelo juegan un papel fundamental en la eficacia de estas prácticas, destacando que la paja y el compost no solo mejoran la disponibilidad de agua, sino que también son aliados en el control de malas hierbas.

A pesar de las ventajas observadas, el uso de compost conlleva ciertas complejidades, ya que puede aumentar la conductividad eléctrica en suelos con alta concentración de nutrientes y agua, generando riesgos de estrés hídrico en las plantas. Sin embargo, su efecto positivo sobre el crecimiento y rendimiento de la vid en suelos menos nutridos es innegable.

La investigación también sugiere que el uso de acolchados orgánicos, especialmente compost, puede influir en la composición química de la uva y el vino. Aunque se observaron alteraciones en el perfil fenólico del vino en un viñedo de Rioja Oriental, los parámetros de calidad se mantuvieron dentro de rangos aceptables, sin diferencias significativas en los atributos organolépticos entre los tratamientos estudiados.

En última instancia, Mairata Pons concluye que el uso de acolchados orgánicos mejora el desarrollo de la vid sin comprometer la calidad de la cosecha. No obstante, destaca la importancia de realizar análisis continuos del suelo para personalizar las estrategias de acolchado y optimizar tanto el crecimiento de la vid como la calidad de la uva.

El trabajo de Andreu Mairata ha sido respaldado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional y el Ministerio de Ciencia e Innovación, además de contar con estancias en instituciones de prestigio como el Institut des Sciences de la Signe et du Vin en Burdeos y la Universidad de las Islas Baleares, enriqueciendo su experiencia académica y profesional en el campo de la enología y la sostenibilidad.