
La Policía Nacional de Logroño ha anunciado la detención de un joven de aproximadamente 20 años, vinculado a un posible delito de tráfico de drogas, el pasado 16 de julio. Esta acción se produjo tras un episodio ocurrido en un parque, donde el chico estaba consumiendo marihuana.
Durante su presencia en el parque, los agentes se percataron del joven y, al hacerlo, él mostró una actitud evasiva, intentando deshacerse del cigarro que tenía en la mano. Además, lanzó dos pequeñas bolsas que contenían en total 5,1 gramos de mescalina, lo que levantó las sospechas de los oficiales.
Los funcionarios, actuando con profesionalismo, exigieron que el joven entregara las sustancias que había arrojado. En un registro superficial de sus pertenencias, descubrieron que también llevaba consigo otras dos bolsas con 8,4 gramos de ketamina, así como 770 euros en efectivo, lo que sugiere un probable uso comercial de estas sustancias.
El joven ahora enfrenta serias acusaciones relacionadas con el tráfico de drogas, dado que las sustancias que poseía parecen estar destinadas a su distribución. La ketamina, originalmente un anestésico utilizado en medicina y veterinaria, se presenta en diversas formas en el mercado ilegal y tiene un potencial de abuso significativo.
De acuerdo con información sobre la ketamina, sus efectos a dosis bajas pueden asemejarse a los del consumo excesivo de alcohol, generando una pérdida de coordinación y dificultando tanto el habla como el pensamiento. En dosis más elevadas, puede provocar delirios o pseudoalucinaciones, afectando la percepción del espacio y el tiempo del usuario.
Es fundamental destacar que el consumo de ketamina conlleva numerosos riesgos, incluyendo ansiedad, paranoia y, en situaciones graves, puede llevar a complicaciones como paradas respiratorias o cardíacas. Incluso una pequeña ingesta puede resultar en sobredosis, y su uso regular puede generar alteraciones en la memoria y en habilidades cognitivas.
La ketamina es particularmente preocupante por su alta potencialidad adictiva y la rápida construcción de tolerancia, lo que obliga a los consumidores a incrementar las dosis para obtener los mismos efectos. Combinaciones con otras sustancias, como el alcohol, aumentan drásticamente el riesgo de sufrir efectos adversos severos, incluidas crisis respiratorias o paros cardíacos.
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