Un entrenador de fútbol ha sido detenido en Logroño por supuestos abusos sexuales a varios menores de edad, a los que prometía un futuro profesional en el mundo deportivo. Según las investigaciones, el detenido contactaba con ocho víctimas identificadas hasta el momento a través de redes sociales o de aplicaciones de mensajería instantánea para solicitarles fotografías íntimas y encuentros personales

Los menores, de entre 15 y 18 años, tenían el temor de que si negaban las solicitudes del detenido no pudieran cumplir sus expectativas profesionales. En total, se han localizado y examinado 62.986 archivos multimedia de índole sexual en los que aparecían menores de edad.

El detenido, de 38 años, ejercía como entrenador de un equipo regional y era ojeador de un equipo de primera división. La investigación se inició en junio de 2022 tras recibir una denuncia por abusos sexuales a un menor que apuntaba hacia el ahora detenido. Las gestiones realizadas permitieron identificarlo y fue arrestado en agosto del pasado año en la localidad de Ventas Blancas, donde poseía un teléfono móvil y una tableta.

La investigación continúa abierta y no se descarta la aparición de nuevas víctimas debido a que el autor ejerció durante varios años como entrenador deportivo. Al ahora detenido se le atribuye un delito de pornografía infantil, cinco de corrupción de menores, tres de abusos sexuales por tocamientos y otros tres de child-grooming.

Este caso es muy grave ya que están involucrados menores. Es importante que este tipo de delitos nunca se silencien y se denuncien para proteger a las víctimas y que no vuelva a suceder, ha declarado la delegada del Gobierno en La Rioja, Beatriz Arraiz.

El detenido, que utilizaba su estatus superior y las ansias de los menores de ser alguien en el mundo profesional deportivo para actuar, llegó a realizar tocamientos con algunos de ellos. Incluso convenció a uno para que se trasladara con él a otra ciudad ofreciéndole un contrato con un equipo profesional y proponiéndole mantener relaciones en un hostal, que finalmente el menor rechazó.

Los jóvenes que finalmente accedían a las peticiones del detenido sentían el temor de que de no acceder pudieran verse perjudicados en su actividad deportiva. El presunto autor del primer hecho denunciado actuaba con el resto de jóvenes de la misma manera, contactándolos para hacerles sentir importantes y valiosos e indicándoles que con su posición podía mejorar su situación deportiva.