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Forenses confirman que víctima de Los Lirios sufrió dos heridas letales, no mostró signos de defensa y su cuerpo fue desplazado.

Forenses confirman que víctima de Los Lirios sufrió dos heridas letales, no mostró signos de defensa y su cuerpo fue desplazado.

LOGROÑO, 28 de octubre.

En el caso del asesinato de una mujer en Los Lirios, el equipo forense que llevó a cabo la autopsia ha revelado detalles inquietantes sobre las heridas sufridas por la víctima. Destacan que dos cortes, ubicados en el cuello y el corazón, eran mortales y que no se encontraron signos de defensa, descartando así la posibilidad de un suicidio.

El forense subrayó que la causa de muerte es clara: "se trata de un homicidio". También confirmaron que el cadáver había sido trasladado, lo que complica el curso de la investigación.

Los expertos hicieron énfasis en la violencia de las heridas; la herida del cuello, que realmente fue profunda y sangrienta, era suficiente para incapacitar a quien la sufrió. A pesar de tener cinco heridas adicionales en el tórax y abdomen, los forenses argumentaron que nadie podría infligirse tanto daño a sí mismo en tal estado de desolación.

La indignación se intensifica al considerar que, tras una herida tan devastadora, es casi inconcebible que la víctima pudiera haberse hecho otras heridas sin perder la conciencia.

Los especialistas también se refirieron a la peculiar disposición del escenario del crimen; el ambiente en el domicilio era "extraño" y ciertos elementos no coincidían con un suicidio. Por ejemplo, la posición del cuerpo de la víctima y el abundante sangrado en el lugar fueron factores a tener en cuenta.

La investigación se centra en A.E.M., quien está siendo juzgado por presuntamente asesinar a su esposa en octubre de 2020, justo cuando ella expresaba su intención de divorciarse. Se alega que él, a pesar de encontrarse en otro municipio, regresó para confrontar a su esposa, culminando en el ataque fatal.

La fiscalía exige una condena de 22 años de prisión, mientras que la defensa rechaza todas las acusaciones y afirma la inocencia de su cliente. La controversia alrededor del caso se ha desatado, con diferentes versiones sobre lo que realmente ocurrió esa noche.

En los últimos días del juicio, que continuará hasta el 31 de octubre, se han presentado pruebas y testimonios. Los forenses que llegaron al domicilio de la víctima han declarado que encontraron la escena del crimen en un estado alarmante, con sangre seca y coagulada, lo que sugiere que el ataque ocurrió horas antes de que el cuerpo fuera descubierto.

El cuchillo supuestamente utilizado en el asesinato estaba sorprendentemente cerca de la mano de la víctima y coincidia con sus lesiones. Este elemento refuerza la narrativa de un ataque directo y violento en el que la víctima no tuvo oportunidad de defenderse.

El análisis de las heridas también muestra que el ataque fue llevado a cabo en un orden específico, siendo la primera herida en el cuello, lo que indica una planificación más que un impulso momentáneo. Tal circunstancia refuerza la idea de que el acto fue premeditado.

Los forenses añadieron que las lesiones presentadas por la víctima se produjeron a través de su ropa, lo cual es un indicativo más de que no se trató de un suicidio, pues quien busca acabar con su vida rara vez lo haría de tal manera.

Aún con las pruebas presentadas, hay incertidumbres en cuanto al momento exacto de la muerte; los forenses admitieron que esa información es difícil de precisar debido a diversos factores biológicos y situacionales.

Después de un profundo análisis, estiman que la muerte ocurrió entre la 1:00 y 6:00 a.m. del 13 de octubre, una conclusión que contradice la teoría expuesta por la defensa del acusado.

Por último, en relación a la existencia de ADN del sospechoso en las manos de la víctima, los forenses explicaron que su relación como convivientes hace que sea normal encontrar evidencia de esa índole, lo que añade una complicación más a la narrativa del caso.