Un magistrado condena a 22 años de prisión al acusado de asesinar a un anciano de 82 años en Logroño, después de haberle hecho ingerir desatascador. Además, se le impone 10 años de libertad vigilada al salir de la cárcel.
La sentencia anula el testamento en favor del acusado y rechaza la petición de una indemnización de 300,000 euros por parte de los herederos. La Audiencia Provincial rebaja en un año la pena solicitada por la Fiscalía.
El veredicto del Tribunal del Jurado establece que el acusado suministró el producto químico mortal al anciano después de haberle dado un medicamento para provocarle somnolencia. Además, se señala que el acusado compró el desatascador días antes del crimen.
Según la autopsia, el anciano ingirió el desatascador inmediatamente después de la cena, quedando semiinconsciente. La presencia de restos del medicamento en su cuerpo corroboran la versión de los hechos presentada por la acusación.
El acusado permaneció con el anciano durante horas antes de llamar a urgencias, dejando en evidencia su responsabilidad en el suceso. La botella de desatascador fue encontrada cerrada y fuera del alcance del anciano, contradiciendo la versión del acusado.
La entrega de una nota supuestamente escrita por la víctima, que resultó no tener contenido suicida, y la revelación de un interés económico por parte del acusado en los bienes del fallecido, son detalles clave en esta trágica historia.
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