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Alacid: "La verdadera revolución hoy es adoptar una postura moderada en un mundo polarizado."

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En una fascinante exploración de la vida de Viberti, el emblemático personaje creado por Jorge Alacid en su novela anterior, "Los Seres Queridos", el autor reflexiona sobre el impacto que esta figura ha tenido en su vida. En su nueva obra, "Las Horas Muertas", Alacid argumenta que estamos viviendo en tiempos de profunda polarización, donde la verdadera revolución radica en adoptar una postura moderada.

El surgimiento de "Las Horas Muertas" se debe a la petición recurrente y entrañable de los lectores de su anterior novela, quienes pidieron más sobre Viberti. A través de este nuevo relato, Alacid se da cuenta, al igual que varias editoriales, de que su personaje no solo tenía vida dentro de su primera historia, sino que estaba destinado a perdurar.

En una reciente entrevista con Europa Press, Alacid compartió que la idea de retomar a Viberti surgió al considerar cómo habría evolucionado el personaje en un contexto nuevo y diferente. Esto fue provocado por un deseo de saber cómo se desenlazarían las vidas de los personajes en el futuro posterior a los eventos de "Los Seres Queridos".

En esta nueva narrativa, Viberti se aleja del papel de periodista callejero y asume el cargo de jefe de prensa del alcalde. Este cambio lo lleva a pasar las llamadas "horas muertas", algo que para Alacid fue fundamental para explorar cómo se adaptaría y cómo podría reflejar la España de aquel entonces a través de su experiencia.

Aunque Alacid no ha estado directamente en el "lado oscuro" de la comunicación institucional, siente una intrigante curiosidad por representar al personaje en un ambiente donde la gestión de la comunicación no estaba bien definida. En un periodo de transición, donde la democracia recién comenzaba a tomar forma, Viberti enfrenta una realidad que, al igual que muchos de sus contemporáneos, es desconocida y llena de incertidumbres.

En su proceso de escritura, Alacid ha desarrollado una comprensión más profunda y compasiva hacia aquellos que vivieron momentos históricos complejos. Siendo un adolescente durante la transición, recordaba los conflictos y confusiones que lo rodeaban; aunque esta historia comenzó con un espíritu esperanzador, rápidamente se tornó en desencanto al ver que la realidad no se alineaba con las expectativas.

Alacid también reflexiona sobre la presencia de la ultraderecha en aquel entonces, una manifestación del régimen que se dejaba sentir en la sociedad. Sin embargo, las elecciones mostraron una voluntad colectiva de alejarse de discursos extremos y construir una nueva narrativa. A pesar de que este deseo de consenso parece estar hoy en día en crisis, el autor mantiene la esperanza de que la moderación pueda volver a prevalecer.

A pesar de los ecos de las palabras de Eduardo Mendoza sobre el descontento con el estado actual del mundo, Alacid se muestra optimista al considerar que la concordia puede ser viable. Para él, la sociedad es un crisol de diferencias en el que el entendimiento mutuo debería triunfar.

Alacid se siente identificado con Viberti, pero reconoce que mientras él tiende a ser más frío y desapegado, Alacid aborda la vida con un enfoque más romántico y esperanzador. Imagina compartir un vino con su personaje, dialogando sobre el presente del periodismo, un campo que él considera ha mejorado en ciertos aspectos, aunque con una conexión menos palpable con la vida real.

El autor argumenta que el periodismo debería recuperar su esencia pausada, aquella que se ha perdido en la prisa de la era moderna. Aunque sugiere que los gabinetes de prensa pueden tener parte de la culpa, Alacid se niega a buscar culpables fuera de uno mismo.

Así, Viberti continúa junto a Alacid, un recordatorio constante de sus vivencias y dilemas. El autor se plantea en diversas ocasiones qué haría su personaje en situaciones contemporáneas, garantizando que Viberti seguirá siendo una fuente de inspiración para futuras narrativas.

En esta novela ambientada en la España de finales de los setenta, Viberti, el cautivador periodista de la primera obra, se enfrenta a una nueva aventura al cambiar la redacción de un periódico por el gabinete de prensa del alcalde de su ciudad. Sin embargo, ese cambio también lo arrastrará hacia lo oscuro de su propia existencia.

Pronto, y casi como un mecanismo de evasión del tedio, descubrirá una fascinante pasión: la búsqueda de desaparecidos, dando pie a una historia que se entrelaza con su legado sin dejar de ser completamente independiente. "Las Horas Muertas" nos permite acompañar a Viberti en una nueva etapa de su vida, donde las viejas historias se conectan con nuevas realidades.