En la plaza de toros de Alfaro, se vivió una tarde memorable marcada por la emotividad y la entrega de los toreros. Fabio Jiménez, quien daba el salto a la alternativa, se erigió como protagonista de la jornada al abrir la puerta grande, acompañado por su padrino y compatriota Diego Urdiales. Alejandro Talavante, como testigo de esta ceremonia, logró cortar una oreja en una corrida con toros de la ganadería Alcurrucén, que, aunque bien presentados, mostraron un comportamiento desigual.

A pesar del calor abrumador, los aficionados llenaron las gradas del coso, especialmente en los tendidos de sol y sombra, llenando el ambiente de entusiasmo. Al inicio del paseíllo, el joven torero local, Jiménez, fue recibido con vítores, un sentimiento que correspondió al compartir su debut con sus compañeros de terna.

El debut de Jiménez se hizo con gran estilo al lidiar a su primero, un berrendo denominado 'Rompe surcos'. Saludó al toro con una verónica brillante, culminando su capa con una media que resonó entre el público. Al brindarle la faena a su padre, el diestro inició con doblones y selló la actuación con un pase de pecho sobresaliente.

Su maestría se evidenció en el toreo con la mano derecha, mientras que el toro se mostró más reservado con la izquierda. Concluyó la faena con ayudados por alto y una magnífica estocada, lo que le valió pasear dos orejas y abrir de par en par la puerta grande de Alfaro.

Con su segundo toro, que cerró el festejo, Jiménez se encontró ante un astado carente de clase y mansedumbre, lo cual dificultó el lucimiento. A pesar de no matar de la mejor manera, su esfuerzo fue reconocido y aplaudido por el público presente.

Por su parte, Diego Urdiales demostró su maestría, logrando cortar una oreja de su primer toro tras una faena donde combinó toreo de capa de gran calidad con una actuación donde el astado mostró una evolución inestable. Su sello clásico y personal brilló a lo largo de su intervención.

Sin embargo, fue en su segundo toro, el cuarto de la tarde, donde Urdiales realmente hizo historia. Con 'Gavilán', dejó una impronta inolvidable, combinando una derecha sólida con naturales de gran empaque que hicieron estallar a los espectadores en aplausos. Luego de una certera estocada, Urdiales procedió a pasear dos orejas, con una fuerte demanda de rabo por parte del público.

En el lado de Talavante, aunque se enfrentó a un lote poco destacado, su actuación con el primer toro fue digna de mención, mostrando su perseverancia ante un animal que carecía de recorrido, lo que le valió un trofeo. Con su segundo, que fue el quinto del festejo, se centró en el toreo cercano, pero un 'Alcurrucén' débil le impidió conectar plenamente, aunque los aficionados pidieron su oreja, el palco decidió no concederla.