LOGROÑO, 27 de noviembre.

Recientemente, la Guardia Civil en La Rioja llevó a cabo un ejercicio impresionante de simulacro, diseñado para evaluar la eficacia de su respuesta ante situaciones de emergencia que amenazan la seguridad pública. Este ejercicio, realizado sin previo aviso, buscaba poner a prueba la coordinación entre diversas unidades en condiciones de alta presión.

El simulacro tuvo lugar en Logroño, en la Avenida del GAR, dentro del 'Polígono de Experiencias para Fuerzas Especiales' (PEFE), un entorno específico diseñado para replicar incidentes críticos mientras se garantiza la seguridad de todos los involucrados.

La actividad se activó tras una alarma ciudadana comunicada a la Central Operativa de Servicios (062), donde se reportaron gritos de auxilio y amenazas provenientes de una vivienda en la tercera planta, donde vivían un padre y su hija.

Actuando de inmediato, la Central movilizó a dos patrullas de la Unidad de Patrullas Rurales (UPR) y del Servicio de Seguridad Ciudadana para verificar la situación en el lugar. Al llegar, los agentes hablaron con una vecina que había hecho la llamada, quien confirmó que los sonidos de peligro se escuchaban claramente desde dentro del hogar. Sin embargo, la mujer involucrada se mostró hostil y se negó a abrir su puerta.

Los agentes descubrieron que había antecedentes de alteraciones en el orden público relacionados con la residente. Minutos después, la mujer salió a la terraza con un cuchillo en la mano, lanzando insultos a los agentes y arrojando objetos desde su balcón, mientras amenazaba a su padre si los oficiales no se retiraban.

La escalada de tensión y el riesgo real de que las amenazas se materializaran llevaron a la activación de los protocolos para incidentes críticos. A partir de ese momento, se implementó una respuesta coordinada entre las distintas unidades operativas de la Guardia Civil, con el propósito de probar sus procedimientos tácticos y la toma de decisiones en una situación tan compleja.

Se nombró a un jefe de incidente, se establecieron perímetros de seguridad y se activó al Equipo de Negociación, junto con patrullas de apoyo y el equipo de intervención de la USECIC. Este enfoque permitió sopesar diferentes estrategias para neutralizar la amenaza, priorizando en todo momento la seguridad de las personas implicadas.

Después de una intensa hora y media de diálogo, el Equipo de Negociación logró que la mujer se calmara lo suficiente para liberar a su padre, quien fue evacuado de inmediato a un lugar seguro.

Una vez en un entorno seguro, los agentes entrevistaron al padre para obtener información sobre la situación. Durante la conversación, él reveló que dentro de la vivienda había un arma de fuego guardada, lo que elevó el nivel de riesgo de manera significativa.

Con esta nueva información, el Equipo de Negociación trabajó en conjunto con los agentes de intervención para elaborar una estrategia de entrada minuciosamente planificada. La operación se llevó a cabo siguiendo todos los protocolos de seguridad, con el objetivo de proteger tanto a los intervinientes como a posibles víctimas.

El operativo finalizó con éxito, logrando desactivar la amenaza sin que se produjeran daños personales ni materiales. La mujer fue asistida por servicios médicos y su padre fue detenido como sospechoso de un delito de tenencia ilegal de armas, ya que se descubrió que la escopeta que poseía había sido robada en una localidad cercana.