
LOGROÑO, 1 de octubre.
La Unión de Agricultores y Ganaderos de La Rioja (UAGR) ha unido fuerzas con la Dirección General de Medio Natural y Paisaje y la Federación Riojana de Caza para redactar un protocolo destinado a controlar los daños causados por la fauna salvaje en las cosechas agrícolas a través de la caza.
En la última reunión, el sindicato ha enfatizado la necesidad de informar los daños no solo al coto de caza y a la Federación, sino también al departamento de Medio Ambiente de la Consejería, lo que permitirá a la administración regional llevar un seguimiento más eficaz de los incidentes.
Este enfoque colaborativo pretende brindar un apoyo más inmediato a los agricultores afectados, quienes enfrentan de manera constante los desafíos que plantea la fauna salvaje en La Rioja.
La UAGR continuará notificando todos los daños reportados por sus miembros en sus cultivos y ganado, asegurándose de que se tomen medidas adecuadas para controlar las poblaciones de animales que generan estos problemas en cada localidad.
Sin embargo, el sindicato advierte que el modelo actual de gestión es insuficiente. Existen numerosos factores que dificultan la regulación efectiva de la fauna salvaje. Por esto, la UAGR subraya la urgencia de implementar un sistema de indemnizaciones para los agricultores, que sirva como compensación por los daños ocasionados, especialmente en casos donde el protocolo de caza no es suficiente.
La organización ha destacado que sin una regulación adecuada de la fauna que causa estos daños, los agricultores sufrirán pérdidas económicas injustas. La situación se complica aún más cuando, tras tres años de denuncias, se limita la inclusión de parcelas afectadas en los seguros agrarios, dejando a los agricultores en una situación de desamparo.
Además, se han señalado problemas como la existencia de extensas hectáreas de maleza abandonada o bajo el control de entidades públicas, que entorpecen las labores de desbroce indispensables para una caza efectiva. Estos mismos problemas se presentan en áreas cercanas a la Autopista AP-68, donde el aumento de conejos, que se alimentan en campos adyacentes, prevalece debido a la prohibición de cazar en esos terrenos.
Para abordar estas dificultades, la UAGR propone que tanto el Gobierno de La Rioja como la Delegación del Gobierno tomen medidas para facilitar el desbroce y la actividad cinegética en los espacios de utilidad pública, eliminando así obstáculos que afectan la eficacia del control de fauna salvaje.
Por último, el sindicato reitera su deseo de adoptar en La Rioja modelos de control de fauna salvaje que han demostrado su eficacia en comunidades cercanas. Un ejemplo sería la implementación de un sistema de precintos para la caza mayor, que permitiría a los agricultores y cazadores gestionar de manera conjunta el control de los animales problemáticos, minimizando la necesidad de intervención de otros organismos.
Este método se ha mostrado como más eficiente y dinámico en comparación con los sistemas actualmente en uso en La Rioja. La UAGR también critica la dependencia excesiva de métodos como la concesión de esperas o la caza nocturna, argumentando que muchas veces estos enfoques no dan los resultados esperados.
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