LOGROÑO, 23 de noviembre.
Edwil Fernández Cruz, director académico del Máster en Nutrición de Precisión y Epidemiología Nutricional de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), ha alertado sobre los riesgos del azúcar oculto presente en productos que se promocionan como saludables, tales como los zumos y los batidos. Su advertencia llega en un momento crucial, ya que entre el 18 y el 24 de noviembre se desarrolla la Semana de Concientización sobre el Azúcar, una iniciativa global que busca resaltar las repercusiones del consumo excesivo de azúcar en nuestra dieta diaria.
Fernández Cruz subraya que, aunque sabemos que golosinas, pasteles y refrescos contienen azúcar en exceso, muchos productos que aparentan ser saludables, como ciertos lácteos y panes, esconden un tipo de azúcar que no es evidente a simple vista. Este tipo de azúcar, denominado "oculto", se refleja en las listas de ingredientes, donde puede aparecer en cantidades sorprendentes.
El académico explica que es fundamental prestar atención tanto al contenido de azúcar en los alimentos como a la frecuencia con la que se consumen. Si un alimento contiene más del 10% de azúcar, aproximadamente 10 gramos por cada 100 gramos, es crucial cuestionar la regularidad de su ingesta.
En este sentido, invita a los consumidores a leer atentamente las etiquetas de los productos y a evaluar cuál es su consumo habitual. Aunque la moderación es clave, un consumo ocasional podría no ser tan preocupante.
Fernández Cruz continúa abordando el tema del metabolismo del azúcar, señalando que aunque el organismo humano puede procesar azúcar, la variedad de productos disponibles hoy en día tiene un contenido mucho mayor de lo que nuestro cuerpo puede manejar de manera natural.
Profundizando en el tema, detalla que existen tres tipos de azúcar: el intrínseco, que se encuentra naturalmente en los alimentos como frutas y verduras; el liberado, que se extrae durante el procesamiento de algunos productos como los zumos; y el agregado, que se añade durante la producción de muchos ultraprocesados.
Para los nutricionistas, la preocupación recae principalmente sobre el azúcar agregado y el liberado, que constituye el "azúcar oculto". Este último se encuentra a menudo en alimentos que se consideran saludables, como el pan de molde, la miel y las salsas comerciales.
Los zumos, aunque derivados de frutas, pueden tener niveles de azúcar mucho más altos de lo esperado y suelen carecer de la fibra que normalmente acompaña a la fruta entera, lo que lleva a un suministro de azúcar "en bandeja de plata" para el metabolismo.
El rápido consumo de azúcar libre, o agregado, puede activar mecanismos de insulina que, si se vuelven frecuentes, pueden causar problemas de salud como hígado graso, una condición que está en aumento, especialmente entre los niños, quienes quedan más predispuestos a enfermedades crónicas a futuro.
Los expertos también señalan que al consumir productos como los batidos, se está eliminando la matriz alimentaria del azúcar, sugiriendo que su integración habitual en la dieta no es beneficiosa si no se acompaña de fibra. Además, se debe considerar el nivel de actividad física de la persona que los consume.
Si el consumo de estos productos es esporádico, como una vez a la semana o dos veces al mes, no debería suponer un problema, siempre que se mantenga una dieta equilibrada.
Sin embargo, un consumo excesivo de azúcar puede llevar a un aumento constante del apetito, lo que puede resultar en ciclos de alimentación más cortos y, a largo plazo, a problemas de peso, caries dentales y resistencia a la insulina, que puede desencadenar diabetes tipo 2.
Fernández Cruz concluye que, a pesar de la abundancia de información disponible, estamos siendo bombardeados por mensajes incongruentes que promueven muchos alimentos como saludables cuando, en realidad, su consumo debería ser restringido. Hacer de bebidas como los zumos y batidos parte de nuestra rutina diaria es una preocupación creciente entre nutricionistas, ya que puede provocar complicaciones de salud a largo plazo.
La falta de actividad física, sumada a esta exposición constante a azúcares ocultos, puede crear una "bomba de relojería" en términos de salud pública.
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