LOGROÑO, 4 de diciembre.

Un nuevo giro del destino ha llevado a las autoridades de Logroño a la detención de un individuo de 38 años, presuntamente implicado en un robo con fuerza. Este hombre, que laboraba como camarero en un conocido bar de la ciudad, está siendo investigado tras la sospecha de haberse apropiado de la recaudación de la caja registradora en la que trabajaba.

Según la información proporcionada por la Policía Nacional, la investigación se inició tras la denuncia presentada por el propietario del establecimiento, quien se dio cuenta de que había un desfase notable en la caja, ascendiendo a la impactante suma de 2.200 euros. Este hallazgo ocurrió cuando el dueño acudió al bar, ubicado en una zona céntrica de Logroño, para realizar el conteo habitual de la recaudación.

Al inspeccionar el lugar, el propietario no encontró indicios de que hubiera sido forzado ni la puerta del bar ni la caja registradora. La inquietud llevó al propietario a revisar el sistema de cámaras de vigilancia, donde pudo observar que, en las primeras horas de la mañana de ese mismo día, un individuo había irrumpido en el establecimiento. Este varón se dirigió directamente a la caja fuerte, de donde sustrajo un blíster que contenía entre 700 y 800 euros.

Además, el ladrón se dirigió hacia la caja registradora, donde también logró apoderarse de un puñado de billetes. Con un creciente sentido de inquietud, el propietario continuó visionando las grabaciones y, para su sorpresa, identificó al ladrón: se trataba de uno de sus propios empleados, un hecho que dejó al dueño del bar perplejo y decepcionado.

El sospechoso había ingresado al local con su propia llave durante la noche y, en total, logró llevarse cerca de 3.000 euros, sumando lo sustraído de la caja registradora y la caja fuerte. La situación se tornó más preocupante cuando se constató que el implicado no había aparecido en su trabajo al día siguiente, lo que llevó a la Policía Nacional a establecer un operativo para dar con su paradero.

Finalmente, los esfuerzos de los agentes resultaron en la detención del camarero, un hombre de 36 años, que también es vecino de Logroño y que ya contaba con cuatro antecedentes policiales. En un giro adicional, el detenido decidió acudir voluntariamente a la Jefatura Superior de Policía poco después de haber sido puesto en libertad, donde entregó las llaves del local junto con 257 euros, dando un nuevo capítulo a esta inusual y sorprendente situación.