LOGROÑO, 3 de diciembre.

En un giro desafortunado en la relación de confianza entre empleador y empleado, la Jefatura Superior de Policía de La Rioja ha arrestado a una cuidadora, sospechosa de estar involucrada en un delito contra el patrimonio. Se le atribuye el robo de diversas joyas, incluyendo collares y medallas de oro con diamantes, que suman un valor superior a los 6.000 euros, además de 1.000 euros en efectivo que pertenecían a la familia que la contrató.

El caso comenzó cuando el matrimonio afectado decidió presentar una denuncia en la Jefatura Superior, exponiendo la desaparición de sus pertenencias. Todo empezó cuando la mujer se preparaba para usar uno de sus collares y notó que este no estaba en su lugar habitual. Al revisar otras cajas de su colección de joyas, se dio cuenta de que faltaban varias piezas, sin que hubiera signos de entrada forzada en su hogar, lo que aumentó la inquietud sobre la integridad de su cuidadora.

Con el objetivo de confirmar sus sospechas, la pareja decidió implementar un ingenioso plan. Colocaron un sobre con 1.280 euros dentro de una caja y, tras ausentarse de su hogar por un corto período, regresaron para descubrir que el sobre había sido manipulado y faltaban 1.000 euros. Este hallazgo resultó inquietante, ya que solo la empleada del hogar había estado en la vivienda durante su ausencia.

La preocupación se intensificó cuando una de las victimas notó que varias de sus joyas habían desaparecido de su colección. Al intentar usar un collar valorado en más de 6.000 euros, se dio cuenta de que no solo esa pieza faltaba, sino también otras, como un collar blanco con diamantes, un anillo de oro amarillo decorado con cinco diamantes, así como una cruz de oro y dos cadenas de oro amarillo.

La acusada es una mujer rumana de 50 años que reside en Logroño. Cabe destacar que su historial delictivo incluye cuatro detenciones previas, dos de las cuales estuvieron relacionadas con el robo de joyas en hogares, lo que plantea serias interrogantes sobre su conducta profesional y la confianza depositada en ella por sus empleadores. Este caso no solo ilustra la fragilidad de las relaciones de confianza, sino que también resalta la necesidad de ser cautelosos al seleccionar a quienes tienen acceso a nuestros hogares y pertenencias más valiosas.