
LOGROÑO, 3 de julio.
En una destacada operación conocida como "Namiac", la Guardia Civil ha realizado una intervención crucial contra el narcotráfico en áreas rurales. Este operativo ha permitido desmantelar una organización criminal que había establecido un control significativo en la distribución de drogas en varias localidades de La Rioja Baja y la Ribera de Navarra. Un hecho que ha suscitado una creciente preocupación en la comunidad local.
Durante la acción, las autoridades detuvieron a tres individuos —una mujer y dos hombres de 46, 50 y 59 años— todos de nacionalidad española y residentes en Alcanadre. Se les atribuyen cargos relacionados con tráfico de drogas, pertenencia a una organización criminal y fraude en el consumo de electricidad.
Los detenidos habían montado una sólida red de distribución de "speed", lo que generó un ambiente de alarma e incomodidad en Alcanadre, asediada por la llegada constante de personas con problemas de adicción en busca de estupefacientes. La situación había llevado a un deterioro notable de la percepción de seguridad en la localidad.
Este grupo, que carecía de otra fuente de ingresos conocida, se dedicaba exclusivamente a la producción y comercialización de sulfato de anfetamina. Se organizaban de manera jerárquica, lo que les facilitaba mantener una operación continua de suministro y una base de clientes leales.
El líder de la organización se encargaba de adquirir "speed" de alta pureza de otros traficantes. Luego, manipulaba la droga, añadiendo diversos aditivos para aumentar tanto su volumen como las ganancias. Cada miembro del grupo desempeñaba un papel específico y bien definido en esta estructura.
El cabecilla de la red no solo se ocupaba de la compra y adulteración, sino que también gestionaba un punto de venta ubicado en un inmueble de su propiedad, que controlaba rigurosamente. Uno de los detenidos se encargaba de la seguridad, vigilando accesos y alertando sobre cualquier acercamiento de las fuerzas policiales.
La tercera integrante del grupo desempeñaba un papel logístico vital, facilitando el acceso de los compradores al local de venta y organizando el transporte necesario para las operaciones. Tomaron precauciones extremas para evitar la detección, blindando su punto de venta contra intrusiones y vigilando los alrededores con atención.
Las transacciones de drogas se realizaban únicamente tras la confirmación previa a través de aplicaciones de mensajería, sin importar la hora, y los pagos se exigían en efectivo con el importe exacto. En algunas ocasiones, incluso dejaban el dinero en buzones de viviendas, reduciendo el contacto entre vendedores y compradores.
Asimismo, la organización utilizaba bares locales como puntos de encuentro para llevar a cabo sus transacciones de manera discreta. Los efectivos de seguridad de la operación se enfrentaron a la dificultad de vigilar la zona, dada la afluencia continua de personas de diferentes municipios que acudían a Alcanadre en busca de drogas, muchos de ellos con antecedentes por consumo y tenencia de estupefacientes.
El líder del grupo implementaba tácticas adicionales de evasión, alterando constantemente sus rutas y evitando áreas de alta vigilancia para sortear tanto posibles ataques de otros grupos criminales como redadas sorpresivas de la Guardia Civil.
La combinación de vigilancia en la zona, el trabajo in situ de los agentes y la colaboración de la comunidad proporcionó las pruebas necesarias para vincular a los detenidos con delitos de tráfico de drogas.
Con esta base de información, se solicitó al juzgado la autorización para registrar tres propiedades, una de las cuales estaba conectada ilegalmente al suministro eléctrico. En estos registros se encontraron:
Alrededor de 1.5 kilos de "speed" (1.494 gramos), que tras la adulteración podría haber producido cerca de 5.976 dosis, valoradas en unos 64.361 euros.
Material químico y herramientas para cortar, adulterar y envasar drogas.
Casi 4.000 euros en efectivo.
Drogas menores como cristal, éxtasis y hachís. También se confiscó un vehículo tipo buggy, diseñado para el tránsito por caminos rurales, y documentación relevante que ahora está en análisis.
La investigación fue llevada a cabo por el Equipo de Policía Judicial del Puesto Principal de Calahorra, con el apoyo de agentes de Alcanadre y Arnedo. Durante la fase de operación, también participaron agentes de la USECIC para asegurar las zonas de intervención, así como patrullas de seguridad ciudadana y caninos entrenados para la detección de drogas.
La operación "Namiac" representa un paso significativo en la lucha contra el tráfico de substancias en áreas rurales, donde los grupos delictivos suelen aprovechar la escasa presencia policial y el anonimato que esas regiones ofrecen para operar sin restricciones, transformando hogares aislados en centros de distribución y acopio de drogas.
Al concluir las diligencias, los detenidos fueron presentados ante la autoridad judicial, que decidió el ingreso en prisión para el líder de la organización criminal.
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