Logroño se convirtió en el escenario de un significativo acto donde se presentó el libro 'La Matanza de Atocha y otros crímenes de Estado. Anatomía de la Transición', obra del autor Carlos Portomeñe. Este evento no solo conmemora un trágico capítulo de la historia, sino que también desafía a los asistentes a reflexionar sobre el legado de la transición española, un periodo que, según Portomeñe, se caracterizó por un modelo de reformas superficiales que, en última instancia, no lograron transformar la esencia del régimen anterior.

El 23 de enero, en la víspera del 48 aniversario de la Matanza de Atocha, la diputada de Izquierda Unida, Henar Moreno, hizo un llamado al Gobierno de La Rioja y al Ayuntamiento de Logroño para que reconozcan la figura de Miguel Sarabia, uno de los supervivientes de este atroz atentado. Para Moreno, es inaceptable que su ciudad natal aún no haya rendido homenaje a un hombre que fue testigo del horror, recordando que cinco abogados laboralistas fueron asesinados por un grupo terrorista de ultraderecha en 1977.

Moreno recalcó la importancia de reconocer el trabajo de los abogados laboralistas y mencionó otros crímenes que marcaron la época, destacando el asesinato de Arturo Ruiz, que también ocurrió un día como hoy en 1977. “Hablamos de personas que sacrificaron sus vidas por la democracia que hoy tenemos”, comentó con un tono de preocupación, advirtiendo sobre los peligros actuales que amenazan ese legado, en referencia al ascenso de figuras políticas como Donald Trump que han desafiado esa conquista social.

Durante la presentación, Joaquín Recio, quien coordinó la editorial Atrapasueños, puso énfasis en el hecho de que los abogados asesinados eran comunistas y que, aunque Franco ya no esté, el franquismo sigue presente en la sociedad. “Celebrar el aniversario de su muerte está bien, pero en 1977, a pesar de que se ofrecían cambios, la violencia política continuó,” advirtió, haciendo mención de un año marcado por la brutalidad, las masacres y la represión que aún persistía en formaciones policiales.

Para Recio, es crucial que el ámbito editorial se comprometa a iluminar partes de la historia que han sido relegadas al olvido, como lo hace este libro, fruto de nueve años de escrutinio. “Abrir una ventana a la verdad ocultada en sus ochocientas páginas es un deber”, afirmó, sugiriendo que no debemos caer en la trampa de pensar que la ultraderecha de hoy es menos peligrosa por su apariencia, puesto que la violencia puede manifestarse de muchas maneras, incluida la manipulación mediática y la pobreza estructural.

El autor, Portomeñe, compartió su perspectiva sobre cómo la Matanza de Atocha fue conceptualizada tras los juicios de1980, donde los obstáculos a la investigación resaltaron una rostro sombrío de la justicia. La obra busca realizar un profundo análisis de la transición, proponiendo una especie de ‘autopsia’ para entender las realidades actuales. “El sistema logró un reformismo que cambió casi todo para, en realidad, no cambiar nada. Es una realidad que se refleja en instituciones como el Consejo General del Poder Judicial y la propia monarquía”, subrayó.

Portomeñe también abordó la distorsión en la percepción de la democracia, señalando que este fue un logro alcanzado por la ciudadanía en vez de ser un simple regalo. “A la sociedad le ofrecieron una democracia que fue, en realidad, una conquista en las calles y en los lugares de trabajo, a través de la lucha incansable de miles de personas”, enfatizó, recalcando que el cambio verdadero solo se produce a través de la acción colectiva.

Al referirse al caso de Arturo Ruiz, el autor expresó su desencanto con la impunidad que rodea su asesinato en un sistema que debería garantizar justicia. “A pesar de los esfuerzos por recordar y reivindicar a las víctimas, en la práctica, el sistema judicial a menudo desdibuja esos intentos, dejando a las familias de las víctimas en una clara indefensión”, concluyó, enfatizando la necesidad urgente de reparar estas injusticias históricas.