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Rescatan y liberan 15 aves huérfanas gracias a la iniciativa de voluntariado 'Ayúdale a Volar'

Rescatan y liberan 15 aves huérfanas gracias a la iniciativa de voluntariado 'Ayúdale a Volar'

LOGROÑO, 20 de agosto. En una emotiva jornada, la consejera de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural y Medio Ambiente de La Rioja, Noemí Manzanos, junto con Ignacio Sáenz de Urturi, director general de Medio Natural y Paisaje, y el equipo del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Fombera (CRFS), celebró un evento abierto al público en el pantano de La Grajera. Durante esta actividad, 15 aves que habían caído de sus nidos recibieron la oportunidad de regresar a su hogar natural, gracias al cuidado proporcionado por voluntarios del programa 'Ayúdale a volar'.

Esta suelta representa la segunda acción de la quinta edición de un programa de voluntariado enfocado en la recuperación de aves huérfanas, que ha sido valorado positivamente tanto por los participantes como por los logros alcanzados. La consejera Manzanos enfatizó el notable incremento en los animales recuperados en los últimos años, destacando el compromiso colectivo en esta noble causa.

Manzanos también destacó el papel fundamental de los voluntarios y del equipo del CRFS, quienes desde el inicio del programa han logrado reinsertar a 532 animales en su hábitat. Solo en lo que va de la campaña actual, ya se han liberado 118 aves, sumando a los 414 animales recuperados en ediciones previas. En este momento, 15 voluntarios cuidan de aves en sus hogares en una labor que resalta la importancia de la colaboración comunitaria.

Entre los ejemplares liberados hay diversos tipos de aves, desde una cigüeña hasta cernícalos y palomas torcaces, que han sido rehabilitados tanto por voluntarios como en el Centro de La Fombera, donde se asegura el bienestar de especies amenazadas o que requieren cuidados especiales antes de ser reintroducidas en su entorno.

El programa 'Ayúdale a volar' busca involucrar a la comunidad en la rehabilitación de aves huérfanas y cuenta actualmente con casi 400 voluntarios, abarcando desde individuos hasta grupos sociales que desean contribuir al bienestar de la fauna local. Este esfuerzo está diseñado para que cualquier persona, incluidas aquellas que trabajan con grupos vulnerables, pueda participar y aprender sobre el cuidado de las aves.

Los voluntarios tienen la responsabilidad de alimentar y cuidar a los polluelos durante un período que va de dos a cuatro semanas, proporcionándoles atención constante hasta que estén listos para ser liberados. La experiencia ofrecen no solo una oportunidad para ayudar a la fauna, sino también beneficios terapéuticos significativos para diversos colectivos, como personas mayores o aquellos con diversidad funcional.

El compromiso de los voluntarios es admirable: cuidar de las aves implica alimentarlas entre 5 y 7 veces al día y mantener un ambiente propicio para su desarrollo, siguiendo pautas precisas de alimentación y cuidado. José Antonio Manzano, un entusiasta participante, expresó su satisfacción al formar parte de este programa, convencido de que su labor marca la diferencia.

Todos los animales recuperados pasan por un minucioso proceso de examen médico en el Centro de La Fombera, donde se verifica su salud antes de ser entregados a los voluntarios. Junto con cada ave, se proporcionan instrucciones completas y los materiales necesarios para su cuidado, asegurando así una transición exitosa al medio natural.

Mientras los voluntarios cuidan de los polluelos, cuentan con un equipo de apoyo que está disponible para resolver cualquier duda y monitorear la evolución de los animales. Esta conexión cercana entre los voluntarios y el centro refuerza la idea de que la conservación de la fauna es una tarea conjunta en la que todos pueden participar.

Aquellos interesados en unirse a esta iniciativa pueden inscribirse fácilmente a través de la página web www.larioja.org/ayudaleavolar, o contactar al centro para más información.

Desde 1985, el CRFS de La Fombera ha sido un referente en la recuperación de fauna silvestre, atendiendo miles de casos de animales heridos o huérfanos y colaborando activamente para mitigar las amenazas que enfrentan. La mejora continua en sus índices de recuperación es un reflejo de la creciente conciencia y apoyo de la sociedad hacia la conservación de la biodiversidad.

Michel Marín, sobreguarda del centro, resumió la misión de la institución: brindar la mejor oportunidad posible a animales vulnerables, tanto a los que han caído del nido como a aquellos que necesitan atención por alguna herida. Este compromiso se traduce en más de mil animales silvestres recibidos en el último año, con un 47% recuperado, una cifra en constante aumento gracias a la colaboración ciudadana.

El CRFS recibe mayormente aves, que, aunque son las más visibles, requieren atención especial durante los meses críticos de crianza. Sin embargo, Marín aclara que no siempre una cría en el suelo significa que necesite ayuda; observar su comportamiento es fundamental antes de intervenir, subrayando la importancia de educar al público sobre la fauna silvestre.

En caso de encontrar un ave en dificultad, se aconseja no actuar precipitadamente, sino contactar a los servicios de emergencia para evaluar si el animal realmente necesita atención. Esta estrategia promueve no solo el bienestar animal, sino también una convivencia respetuosa con la fauna local.