Un ciudadano de 56 años, originario de Tarazona en Zaragoza, intentó ingresar una variedad de drogas al Centro Penitenciario de Logroño durante una visita íntima con familiares detenidos. Las autoridades le sorprendieron mientras ocultaba narcóticos en su zona genital, lo que ha derivado en una intervención significativa por parte de los funcionarios del centro.

Este individuo, con un extenso historial delictivo que incluye 25 delitos y 19 arrestos, ahora enfrenta graves acusaciones de tráfico de drogas, a lo que se suma su ya conocido récord de infracciones. La seguridad en las instalaciones penitenciarias es una preocupación constante, y el papel de la Guardia Civil se vuelve esencial en este sentido.

Recientemente, se activó un protocolo de colaboración entre la Guardia Civil y Instituciones Penitenciarias, diseñado para prevenir el tráfico de drogas en las visitas. Este dispositivo se basa en la identificación y el registro selectivo de los visitantes, con el fin de mantener la seguridad y el control en el centro.

Antes de acceder al interior, los visitantes fueron informados por los funcionarios sobre la ilegalidad de introducir sustancias tóxicas en un entorno penitenciario. Este aviso refleja el compromiso del sistema con la salud pública y la seguridad de los internos.

Durante el operativo, una perra de la unidad cinológica, llamada "Dora", mostró interés en un hombre que resultó ser el sospechoso. La intervención posterior reveló que el individuo había escondido varios envoltorios en preservativos para intentar eludir la detección de olores por parte de los perros.

La inspección puso al descubierto un arsenal de drogas: 83,8 gramos de hachís, 8,2 gramos de heroína en forma de roca, 2 gramos más de heroína en dosis individuales y 57 pastillas de Trankimazin, cuidadosamente ocultas en una cápsula.

Ante estas circunstancias, el Centro Penitenciario de Logroño llevó a cabo el correspondiente protocolo de incautación y aseguró la cadena de custodia de los productos ilegales, informando a las autoridades judiciales de los hechos. Esta actuación pone de relieve la efectividad de la colaboración entre la Guardia Civil y el personal penitenciario para mantener a raya el tráfico de drogas y asegurar un ambiente seguro para todos en la institución.